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domingo, 29 de marzo de 2015

Entre el naufragio y el café



He perdido un verso, pequeño y azul, rezagado entre memorias y empañado de nostalgias, era pequeño, suelto como cabello de primavera, no sé, no lo recuerdo bien del todo, pero tengo la certeza de su pérdida.


En él describía tus ojos de sol, los abrazos furtivos que la distancia exacerbó, describía como la luz atenuaba ante tu presencia, y la sensación de tu aliento sobre mis venas.
 
Le vi por última vez cuando imaginé tu rostro enmarcando esa sonrisa llena de colores y las frases viejas con las que reímos y que han sobrevivido al olvido. Tras la lluvia de la tarde le he puesto sobre un mar de ideas, entre la nostalgia y el café que no pude beber luego haberle preparado, revisé así el vaho del mismo, pero ha sido nula mi búsqueda.

He perdido un verso, pequeño y azul, tintado de esperanzas, de recuerdos y memorias, he pensado incluso que se ha escondido para no ser revelado y ponerme en evidencia ante tus ausencias.

Luego de días de busqueda dudo ya encontrarlo, he buscado en las almohadas, en las gotas, en el techo y  en los maullidos de los gatos del vecino, he perdido un verso.

Y yo que te quería escribir algo bonito.

lunes, 16 de febrero de 2015

Nistagmos



El albur de la humanidad y sus deberes insolitos, complejo matiz que me obsequió tus ojos en las tardes sin ventana, saliendo por los poros del grafito y reiniciado en la ubicación de mis sueños, en brazos de extrañar la ausencia de tus pasos, se difuminan con mejor claridad, trazando el brillo con el borrador y lamentando que sea tan reluciente, tan alucinante y tan entrañable.

Y sin pretextos ni preámbulos el retrato de las noches a tu lado se pierde en el tiempo, y el olvido empieza a carcomer cual roedor mis ropas viejas, es justo entristecer ante tanto desperdicio de violencia, de ira y pasión.

Empieza a quedar así, marcado en el libro con resaltador la lamentable partida de los pasteles rojos que jamás quise probar, y que ahora ya no podré.